Todos los colombófilos lo conocen.
Esta impresionante transformación desde pichones recién nacidos hasta unas 3 – 4 semanas de edad preparados para volar. La rapidez de este desarrollo es asombrosa. Los pichones pesan al nacer aproximadamente 17 gramos y, después de 25 días el peso, se multiplica a 250 – 300 gramos. También las transformaciones del plumaje, los cambios fisiológicos (su aspecto) y su comportamiento (instinto de defensa) da impresión. Solamente pocos mamíferos pueden llegar a semejante resultado.
Un par de pichones pueden llegar a un desarrollo armonioso si son del mismo tamaño y haber nacido solamente con un par de horas de diferencia. Por esto, tenemos que “vigilar” algunas parejas. Puede, en algunos casos, ser prudente retirar el primer huevo hasta que el segundo se haya puesto, si la pareja tiene tendencias a incubar inmediatamente el primer huevo. Así se puede evitar de que haya hasta 40 horas de diferencia entre los dos nacimientos. Además, evitamos trastornos en el desarrollo y eventualmente muerte para el último pichón nacido. Un buen método es colocar un recipiente en el nido para poner el primer huevo hasta que el segundo se ponga.
Los pichones recién nacidos se alimentan de células del buche. Estas células están cargadas de proteínas y grasas y bajo el desarrollo de las hormonas prolactin, que se liberan desde los bazos de las paredes interiores. Esta “leche de paloma” no se producen en glándulas lácteas como en los mamíferos (como muchos colombófilos creen). De lo contrario se compone de la misma célula, que simplemente se transforma. Cada pichón recibe por día aproximadamente 30 gramos de esta “leche”, seguidamente se aumenta la cantidad hasta el sexto día , donde se reduce otra vez. En estos seis días aumenta el peso del pichón de 17 gramos a 50 – 60 gramos con el buche vacío. Esto nos dice la enorme riqueza nutritiva y la extraordinaria propiedad digestiva que tiene la “leche”. Poco a poco se reemplaza esta “leche” por los granos que los padres ingieren. Una mezcla de legumbres, granos y semillas ricas en grasas. Además, de minerales y vitaminas.
John Van Roys, observador en las estaciones de reproducción ha visto, lo útil que es para el desarrollo, dar una mezcla rica en proteínas. Una observación muy interesante es, que en un palomar donde las parejas reproductoras están en distintos ciclos de alimentación de los pichones, regulan ellos mismos espontáneamente sus necesidades de alimentos. En cuanto en el período de incubación comen solamente muy pocas legumbres, comen 50 – 60 % de legumbres bajo el desarrollo de los pichones.
Como norma, tenemos que suministrar distintos tipos de legumbres (guisantes, judías....etc.) y por ejemplo evitar el uso solamente de guisantes. Yo he visto con frecuencia como en la reproducción comercial de palomas para mataderos, que la parte de legumbres que contiene solo guisantes verdes conduce a trastornos en el desarrollo. Judias y feberol son preferibles. Está claro, que las mezclas ricas en proteínas no son tan digeribles como la “leche de paloma”. La gran diferencia existe en la cantidad de grasas. Cuando tenemos en cuenta la cantidad de agua que contiene la “leche de paloma” que es del 75%, recibe un pichón de seis días de edad aproximadamente 4 gramos de grasas al día. Con la mezcla de granos recibe solamente 2 gramos de grasas al día. Por no hablar de las propiedades de protección al frío que aporta la grasa. La grasa está ligada al contenido de proteínas, en lo que se refiere a recién nacidos.
Los conejos, por ejemplo que desde su nacimiento doblan su peso en 6 días (récord en los mamíferos) reciben una leche con un contenido de grasas del 10% y sustancia del 34%. Los bebes humanos, campeones en transformación y desarrollo más lento del mundo, doblan en comparación a su peso de nacimiento en 5 meses y recibe una leche con un contenido de 1,6% de proteínas y 2,5% de grasas.
La mezcla de granos para los pichones en los nidos, tendría que contener un 8% y no un 4% de grasas. Vale la pena pensar en la afirmación de nuestro amigo Van Roy. Este punto de vista tiene algo en común con el desarrollo del plumaje. Los pichones forman sus plumas de la proteína de los alimentos. Hexatin con los aminoácidos ricos en azufres, methionin y zystin, junto con grasas del alimento, ácido de linol y además, de las vitaminas A, B2, B3, y E. La levadura de cerveza aquí es muy útil porque contiene cantidad de aminoácidos de azufre.
Está claro que estos medios nutritivos solo pueden hacer su función si el aparato digestivo está en perfecto estado. Cualquier trastorno en la digestión estropea la función de la tripa y el provecho óptimo del alimento. La absoluta suposición para la calidad en la cría, es que el hígado esté intacto; es decir, nada de tricomonas, coccidios e infecciones, a pesar de que las dos primeras citadas se pueden descartar en una colonia sana. Generalmente, un análisis bacteriológico sería necesario a la mínima sospecha de dudoso estado de salud. Es siempre antes de la temporada de cría que tenemos que tomar medidas. Si uno no hace esto, se dan siempre casos, y es mi experiencia en mi larga carrera, que a medios de la campaña gritan los colombófilos por ayuda. La señal con la que el colombófilo tiene que alarmarse es la calidad del plumaje y el volumen del cuerpo de los pichones ya destetados. Todos sabemos que después del destete el pichón no está totalmente desarrollado, se transforma en los tres primeros meses de su vida. El alimento tiene que seguir siendo óptimo hasta que los pichones empiecen a volar y perderse en el cielo, alejandose del palomar, en ocasiones hasta varias horas.
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